Etapas de Duelo
Autor: Anahi Arias Larenas.   Fecha de publicación: 24 de febrero de 2021
 

El Proceso de morir de Elizabeth Kübler-Ross
¿Qué es el duelo?

El duelo es el proceso psicológico al que nos enfrentamos tras la pérdida de un ser querido, algo que todos, tarde o temprano, viviremos a lo largo de la vida.

Duelo anticipado. Se da cuando una persona tiene una enfermedad terminal. Observamos dos situaciones distintas, por un lado el proceso de la persona que recibe la noticia de que va a morir en poco tiempo, y por otro, el proceso de la familia del enfermo terminal que vive un duelo anticipado.


Apoyo, acompañamiento
Las Etapas de estos Duelos son ligeramente distintas, por la diferencia de emociones que se vivencian en cada persona.

Todo proceso de Duelo tiene la finalidad que la persona encuentre la paz, ya sea, como decía Kübler-Ross, que muera tranquilo, resignado, y que los sobrevivientes se queden en la vida encuentren un equilibrio en su estado emocional, lo que conlleva a la aceptación de la pérdida, y así, continuar con sus proyectos, retomando el sentido de sus vidas.

Es importante mencionar que un Duelo incompleto, reprimido, y anormal, hace un “Yo” muy vulnerable, por lo que, se puede manifestar una depresión, o a un Duelo patológico. Para estas etapas de duelo mencionaré a:

Alfonso Reyes Zubiría quien fue pionero de la Tanatología en México, fundó la Asociación Mexicana de Tanatología y tambien fundó la Asociación Internacional de Tanatología y Suicidiología, menciona que cuando una persona enfrenta un duelo a partir de la muerte de un ser querido, experimenta las siguientes 5 etapas de duelo:

1° Shock

2° Depresión

3° Rabia

4° Perdón

5° Aceptación

SHOCK: Empieza exactamente cuando uno sabe que la muerte ocurrió. Se manifiesta como un atontamiento y una vivencia de irrealidad. Ante la noticia se tienen, desde luego, diferentes reacciones. Quizá la primera sea la necesidad de evitar reconocer que la pérdida es un hecho. Simplemente no puede ser.

DEPRESIÓN: Esta etapa comienza antes que termine la de shock, realmente se entremezclan. Se vive una identificación con quien murió, que se hace consciente de manera plena en el sobreviviente a partir de que conoció el suceso doloroso, aunque ésta haya existido años antes de manera inconsciente. Se llega a decir: "con su muerte murió mi Yo". Tal sensación es fruto del amor que uno tuvo para con el que desapareció.

RABIA: La rabia aparece por dos razones: por la interrupción no deseada e irreparable de una relación importante y, por la necesidad de afrontar la muerte como parte de la vida. Surge la conciencia de que tanto la pérdida como la muerte están siempre presentes en nuestro vivir y, por lo mismo, hay que enfrentarse a ellas. Y eso enoja, necesariamente. Y más si aumentamos el conocimiento de que nos arrancaron lo que más queríamos. Amamos a quien murió, y sentimos mucho su muerte, pero nos da coraje que haya muerto y que nos haya dejado solos.

PERDÓN: Perdonar al propio Yo; por las faltas cometidas y sentidas, de todos los sentimientos de culpa. Perdonar al Tú: Dios, la vida, médicos, enfermeras, familiares, y lo más importante perdonar al que murió y que me dejo con mi soledad, mi dolor y mis problemas, ahora muy aumentados por su ausencia. El perdón es la condición indispensable para tener paz interior.

ACEPTACIÓN: La aceptación es activa. Es saber que tengo una misión que cumplir, y que podré realizarla, porque mi vida continúa, y no estoy mutilado, estoy entero y entero seguiré. Será éste el momento de dejar de sufrir la condena de ser un obligado sobreviviente. Mi vida tiene un sentido y lo viviré.

Es muy común que las personas tiendan a aislarse para vivir su duelo. Recomiendo que lo vivan acompañadas porque es mucho más llevadero. En algunos casos podría incluso requerirse el apoyo de un profesional.

Para ahondar en este tema, sobre todo en el caso del duelo anticipado, quiero referirme al trabajo de Elisabeth Kübler-Ross, pionera mundial de la Tanatología. Nació en Suiza, originalmente estudió medicina, pero su interés por la tanatología la llevó a visitar muchos lugares del mundo, escribió 12 obras acerca del tema de la muerte. Su trabajo fue muy importante para el mundo de la tanatología.

Las 5 etapas que Kübler-Ross describe para todo ser humano en el proceso de morir, son:

1. NEGACIÓN Y AISLAMIENTO: Cuando el paciente y la familia conocen el diagnóstico de una enfermedad fatal, la primera reacción será la de negar: “No, yo no, no puede ser cierto”. La tienen también aquellos a quienes se les negó la verdad y que poco a poco la fueron descubriendo.



2. RABIA: Sentimientos de ira, rabia, envidia, resentimiento. La pregunta lógica es: ¿Por qué yo? ¿Por qué a mí? Esta fase es muy difícil de afrontar tanto para la familia como para el personal del hospital, ya que la ira se proyecta contra todo y contra todos. Incluso las visitas serán objeto de enojo y mal trato; cuando el enfermo quede solo de nueva cuenta, entonces sentirá más dolor, culpabilidad y vergüenza. Si uno toma estas manifestaciones como algo personal, reaccionará en consecuencia, lo que hará que el paciente aumente su conducta hostil.



3. REGATEO: Es igualmente útil para el paciente y la familia. Consiste en que a lo mejor se pueda llegar a hacer un acuerdo que posponga lo inevitable. El pacto que se hace es un intento de diferir los hechos e incluye el vencimiento impuesto por el mismo enfermo: vivir hasta la muerte de mi hijo, etc. La mayoría de estas promesas se hacen con Dios, y generalmente se guardan en secreto, se dicen entre líneas, o al sacerdote. Incluyen dedicar su vida a Dios o a la Iglesia, donar partes de su cuerpo, etc. Estas promesas pueden relacionarse con una sensación de culpabilidad oculta.

4. DEPRESIÓN: El desahuciado empezará a tener la sensación de gran pérdida. Se conoce como Depresión Reactiva; el enfermo terminal está a punto de perder todo lo que quiere y a todos los que ama. Se le debe permitir que exprese su dolor porque entonces le será más fácil llegar a la aceptación final. Hasta se mostrará agradecido con quien lo pueda escuchar, sin pedirle que no este triste.

5. ESPERANZA: Hay una vaciedad de sentimientos. Es el descanso final antes del largo viaje. La comunicación se volverá muda. Estos momentos de silencio pueden ser las comunicaciones más llenas de sentido para las personas que no se sienten incómodas de estar junto a un moribundo. Cuando ya no hay de qué hablar, tocar la mano, una mirada, pueden decir más que muchas palabras.

Finalmente llega lo inevitable y esperado. Los que se quedan vivos quizá puedan vivir el periodo con paz y libertad de expresión, sintiendo los silencios, viviendo el duelo en todas sus etapas detalladas en el artículo.

Los familiares terminando el duelo reciben una paz divina, experimentando la satisfacción más grande por haber compartido con ese ser querido amor, cercanía, vivencias, risas, ausencias, anécdotas, miradas, entre otras; y eso valió la pena.



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